Primero que nada, es crucial que las tortugas de tierra pasen tiempo al aire libre. Sus caparazones necesitan la luz del sol para crecer sanos y fuertes, ya que les proporciona los rayos ultravioleta necesarios para producir vitamina D3, esencial para la correcta calcificación de sus huesos. Sin embargo, no podemos olvidar que también necesitan zonas de sombra para protegerse del exceso de calor. Por lo tanto, es ideal ofrecerles un patio o terraza al aire libre con plantas y vegetación, donde puedan moverse libremente entre el sol y la sombra.

Dado que las tortugas no pueden regular su temperatura corporal, es esencial proporcionarles un ambiente estable con temperaturas entre los 27 y 30 grados. En los días de mucho calor, les encanta enterrarse en arena húmeda para refrescarse, así que considera ofrecerles un pequeño arenero en el jardín para que lo disfruten y se mantengan frescas.

Si el calor se vuelve agobiante, puedes ayudar a tu tortuga mojándola con agua a temperatura ambiente en una bandeja poco profunda. Además, no te olvides de proporcionarle agua fresca y limpia para beber, tanto dentro como fuera de la casa, para que se mantenga hidratada en todo momento.

Y aquí va un dato curioso: ¿sabías que el caparazón de las tortugas es sensible al tacto y a las caricias? Así es, ¡a estas adorables criaturas también les gusta recibir mimos!