Si bien los conejos son bastante resistentes al frío, necesitamos cuidarlos de los cambios bruscos de temperatura, de las corrientes de aire y de las bajas temperaturas (entre 10 y 0 grados o menores)

Es importante que su conejera, si está al aire libre, esté resguardada del agua y del frío. Asegúrate de que el techo y su interior estén en buenas condiciones, sin filtraciones, ni en paredes, ni en techos.

Para evitar la humedad del suelo y para un mejor aislamiento, es mejor que estén elevadas y no en contacto directo con la tierra.

En las noches más frías, puedes cubrir la jaula con una lona impermeable.

Dentro puedes colocarle una caja de cartón llena de heno para que la use como cama y pueda conservar mejor el calor corporal.

Es muy importante mantener la conejera seca y limpia, la humedad y suciedad pueden enfermarlo.

Sácalo a corretear durante las horas más cálidas del día porque necesitan gastar energía y el frío les hace bien, comen más y necesitan hacer ejercicio.

La temperatura corporal promedio de un conejo sano es de unos 38 grados.

Recuerda que los conejos no hibernan, si lo notas decaído, con temblores o las orejas y ocico fríos, acude de inmediato al médico veterinario. (Puedes llevarlo envuelto en una manta para ayudarlo a aumentar su temperatura corporal).